SOBRE LA TERAPIA DEL DUELO
Te ofrezco una breve respuesta a las preguntas más usuales
FAQS
SENSACIONES FÍSICAS
Debilidad
Dolor muscular y fatiga
Mareos, Palpitaciones,
Alteración del sueño y de
alimentación,
Extremos: (Retraimiento e inactividad ó Hiperactividad y agitación)
Llanto
Sensación de frío y encogimiento
EMOCIONES
Tristeza (llanto)
Rabia
Impotencia
Remordimiento
Ansiedad
Soledad
Añoranza
Miedo
Vergüenza
Preocupación
Desesperación
Abatimiento
Culpa…
RESPUESTAS MENTALES
Pensamientos intrusivos o persistentes sobre la muerte, o el/la fallecido/a.
Pensamientos recurrentes
“¿Por qué?”,
“¿Qué debía haber hecho…?” “Y sí…”,
Falta de interés o motivación por nuestras rutinas
Incredulidad (como si fuese una película de la que nos vamos a despetar)
Falta de concentración
Despistes y Olvidos
Es conveniente buscar ayuda profesional cuando nos sentimos especialmente afectados/as por el duelo, algunas de las señales claras son;
– Sensaciones y emociones de desbordamiento con imposibilidad de controlarse («crisis de ansiedad o de pánico, llanto descontrolado, perder los nervios, enfados sin causa justificada»), que pueden provocar nuevas pérdidas (despidos, rupturas…)
– Mostrar falta de autocuidado (saltarse o no cuidar las comidas, abuso de medicación, desaliño o falta de higiene personal, consumo de alcohol u otras sustancias, etc)
– Aislamiento y conductas evitativas (no salgo de casa, no paso por ese lugar, nunca hablo del tema, estar muy ocupados sin tiempo para pensar), o incluso evitación de obligaciones, asistencia a trabajo, grupos de referencia, etc.
– Cambios repentinos como dejar el trabajo, cambiar de ciudad sin comunicarlo a su entorno, etc.
– Desorientación (incluso lagunas de memoria)
– Falta de interés por continuar adelante, por rutinas o actividades gratificantes.
– Pensamientos, verbalizaciones, o incluso conductas autolesivas y/o suicidas.
A menudo atiendo a personas que es la primera vez que van a un psicólogo, que necesitan entender que les ocurre, pero muchas veces no saben ponerle palabras. Estar en duelo es doloroso, implica sensaciones difíciles de manejar. A veces seguimos en nuestra vida como si no pasase nada aunque andemos con mucho agotamiento, con sentimientos de irrealidad… Hay una parte de nosotros/as que puede haber quedado perdida en recuerdos ó escenas, a veces generadoras de mucho trauma con pensamientos y emociones de rabia, tristeza, culpa, etc.
La terapia de duelo se centra en restaurar y reequilibrar a la persona, acompañar para ir mirando, reapropiándonos, de todo lo que fue bloqueado, negado, en momentos de mucha intensidad emocional en los que no pudimos experimentar realmente lo que estaba ocurriendo. Pudo haber otras prioridades, faltó dónde sostenerse o quizá hasta ahora no ha sido posible darnos un tiempo para nosotros/as. Es necesario ir paso a paso, abordándolo desde una atención psicológica apropiada.
Sabemos que los duelos son únicos y personales porque tienen que ver con el vínculo que teníamos con quién ya no está, o con lo que hemos perdido. Así mismo, es importante la situación que estemos viviendo (no es lo mismo vivir un duelo si estoy jubilado, trabajando o en paro), y las circunstancias que hayan acontecido (es una vivencia diferente si ha habido una muerte tras una larga enfermedad, un accidente o un suicidio).
Es un proceso por el que es necesario pasar, que tiene sus tiempos y donde no tiene ningún sentido “querer correr”. Así como un embarazo, si es a término tiene muchas más garantías de éxito que si es prematuro. ¿Por qué no hablar del duelo a término? Dejar que nuestra elaboración de duelo tenga el tiempo adecuado para llegar a buen término.
A modo de referencia te puedo indicar que hay procesos que acompaño durante meses, y otros implican años de elaboración terapéutica. El trabajo suele ser más intenso al inicio (atención semanal) para luego pasar a una pauta más de seguimiento (quincenal/mensual).
Lo honesto es decir que siempre va a haber un recuerdo que nos conmueve del ser que nos falta, pero sabremos que hemos elaborado nuestro duelo porque puedo hablar de esa persona o circunstancia sin desbordamiento, haciéndolo con naturalidad. Puedo disfrutar de mí día a día y siento que lo/la incluyo, incluso teniéndola más presente que antes, manteniendo los lazos continuos.
Hay una razón de base muy poderosa y es que, lo que está pendiente, ante una nueva pérdida o crisis puede emerger. Es muy habitual que en la atención en duelo la persona acuda con un duelo activo, y en la elaboración se abran paso síntomas y recuerdos de otros duelos anteriores que no están resueltos. Es una oportunidad de poder elaborar y cerrar, con lo que el abordaje y trabajo terapéutico puede ser muy profundo y sanador.
La idea es que siempre hay tiempo de revisarlo… o nos va a quedar pendiente, pudiendo saltar en cualquier otro momento.
La valoración requiere de un abordaje profesional, pero a modo de ideas generales, si han transcurrido más de 6 meses desde el fallecimiento de nuestro ser querido debemos valorar si hay:
– Síntomas de duelo agudo (totalmente normales al inicio del duelo pero que se mantienen con mucha intensidad, como si acabase de ocurrir): intensa añoranza, tristeza, desesperación, culpa, preocupación, etc.
-Si hay un evidente desinterés por continuar con la vida propia, con posible ideación suicida ó evidente dejadez y falta de autocuidado.
– Constantes pensamientos o imágenes recurrentes sobre el/la fallecido/a que pueden ser intrusivas, e imposibilitar el día a día.
– Emociones difíciles de gestionar, como crisis de ansiedad, amargura, enfado, llanto descontrolado.
– Aislamiento y evitación de situaciones.
Es conveniente ponernos en manos de un profesional que pueda evaluar con criterio sanitario, y por supuesto un seguimiento médico y farmacológico.
Puede ocurrir que un duelo no resuelto desemboque en una depresión. Y también puede ser habitual que el duelo quede camuflado tras la sintomatología depresiva, dándole respuesta y tratamiento a los síntomas, pero no atendiendo el duelo, para elaborarlo y cerrarlo.
El duelo tiene puntos en común con la depresión, especialmente al inicio suele haber un periodo en el que hay solapamiento, siendo compleja la diferenciación clínica. En ambas suele haber una vivencia de profunda tristeza y desesperanza, que puede venir acompañado de crisis de ansiedad.
En el duelo hay un hecho concreto que explica los síntomas (pérdida), en la depresión no siempre es tan fácil de identificar qué lo ha provocado (suele ser multicausal).
Si se activa un proceso de duelo y la persona previamente ya ha padecido episodios depresivos o ansiosos, hay mayor riesgo de duelo complicado, con lo que en estos casos, es aún más importante pedir asistencia lo antes posible.
Ante sospecha de depresión o activación de duelo, es conveniente ponernos en manos de un profesional que pueda evaluar con criterio sanitario, y por supuesto un seguimiento médico y farmacológico.
Cuidar nuestro Físico – Cuerpo:
El duelo siempre pasa por el cuerpo, suele tener mucha afectación corporal, con muchas sensaciones de agotamiento y somatizaciones, por ello es especialmente importante:
– Descansar
– Desacelerar el ritmo, en la medida de lo posible.
– Programar alguna actividad que me ayude a un poco de ejercicio (Caminar).
– Hacer ejercicios de respiración, relajación.
– Ejercicio físico moderado (piscina, andar, pasear a los perros), e incluso quedar con alguien para que me ayude a ir.
– Higiene del sueño, cuidar nuestras pautas de descanso.
– Alimentación, especialmente una dieta cuidada y equilibrada.
Cuidar nuestra Mente:
Es muy normal que vayamos muy despistados, olvidadizos, desconcentrados. Es normal, porque nuestra mente puede estar muy impactada por pensamientos y rumiaciones constantes sobre lo que ha ocurrido.
En duelo es muy necesario bajar también el ritmo mental:
– Baja Laboral con control médico (especialmente en casos traumáticos)
– Mayor paciencia con nosotros/as mismos/as sin exigirnos tener nuestro rendimiento habitual.
– Pedir ayuda, delegar en otros (“Siempre hice esas gestiones pero ahora me supone un mundo”)
– Darnos permisos para poder tener desconexión.
Cuidar nuestro Entorno Social:
Hay que ser muy conscientes de que estamos más vulnerables y todo lo que nos rodea nos puede afectar mucho más, por ello es importante:
– Una buena red social de apoyo. Compartir, permitirnos pedir ayuda y ser escuchados/as, cuidados/as.
– Lista de amigos de urgencia, si necesito hablar con alguien horas o incluso en plena madrugada.
– Evitar en la medida de lo posible la contaminación emocional (ambientes ruidosos, agresivos, violentos, etc), multitudes, sitios muy concurridos.
– Permisos para poder parar y para cambiar de opinión aunque sea en el último minuto o ya en el sitio al que hemos ido. Especialmente en celebraciones navideñas, comidas de amigos, festividades, etc.
Cuidar nuestro Espíritu:
Mucha de la realidad del duelo pasa por nosotros/as y podemos necesitar estar en calma y silencio conectados/as con nuestro interior, para descansar más, para poder ir integrando lo que ha ocurrido.
Actividades que pueden ayudar:
– Escribir.
– Pintar, expresión artística.
– Rituales de cierre o despedida, si quedó pendiente.
– Andar por la naturaleza.
– Meditar.
Hay creencias y mitos erróneos que se repiten que pueden venir de nuestro alrededor, incluso del entorno más cercano, pensando que nos ayudan:
El tiempo lo cura todo
No es que el tiempo lo cura todo, es más bien qué hacemos con nuestro tiempo. Si lo dedicamos a nuestro duelo, o por el contrario no me ocupo, no elaboro y queda pendiente.
Ocúpate lo antes posible
El duelo es un proceso por el que hay que pasar, si sólo estamos distraídos/as en otras cosas no nos damos un espacio y evitamos entrar en el dolor, quedando pendiente su elaboración, con lo que va a volver en otro momento, quizá ante una nueva pérdida.
Si sólo estamos conectados/as con nuestro dolor, podemos incrementar el sufrimiento, llegando incluso a síntomas de depresión y ansiedad.
En la elaboración del duelo oscilamos entre la conexión con la pérdida, y la desconexión, volviendo al mundo y a todas sus exigencias. La forma más sana de transitar un duelo es el equilibrio entre estas dos experiencias.
Mejor evitar nombrar o cualquier recuerdo de la persona que murió
No hablar de ello no quiere decir que no lo pensemos o lo sintamos. Mejor poder compartirlo, que quedarnos solos con nuestras ideas y nuestro dolor.
No se lo voy a decir para protegerlo/a
En especial hay que cuidar incluir a todas las personas afectadas por el duelo, los/las niños/as y los/las ancianos/as también porque son igual de vulnerables a la pérdida. Desearíamos que quedasen al margen para evitarles el dolor, aunque si no los/las incluimos, dándoles la posibilidad de participar (tanatorio, cementerio, etc), pueden percibir que no contaron con ellos/as y recibir un daño extra.
Algunas ideas generales son:
– Empatizar y ayudar a que la persona nos cuente lo que está experimentando, sin darle “recetas” que le alivien. Algunos ejemplos a evitar: “Debes salir a distraerte”, “Vuelve ya a trabajar, “Mejor te vas a vivir con tu hermana”, “Debes deshacerte ya de toda su ropa”.
– Animar a la persona a cuidarse y desacelerar el ritmo.
En el duelo:
AYUDA
ESCUCHAR. Sin opinar, sin juzgar.
NO AYUDA
Frases hechas: “El tiempo lo cura todo”.
AYUDA
TOMAR LA INICIATIVA: Si no me llamas “¿Te parece bien que me pase?”
NO AYUDA
No dar tiempo al duelo: “Ya es hora de que vuelvas al trabajo”, “Dona ya su ropa”.
AYUDA
ESTAR DISPONIBLE y preguntar con respeto: ¿Prefieres estar solo o quieres que te haga compañía?
NO AYUDA
No dar permiso a la expresión: “Deja de llorar, que te hace daño, que nada te lo devolverá… que sólo te torturas”. No llamarle, por no molestar.
AYUDA
EMPATIZAR: “Cuando intento pensarlo, no puedo imaginarme lo difícil y terrible que debe ser para ti”.
NO AYUDA
Obligar ó forzar, a salir de cena, aunque no te apetezca nada. Empujar a nuestro amigo/a a hacer un viaje.
AYUDA
RESPETARME. ¿Qué me pasa? ¿Qué necesito? ¿Qué quiero hacer yo?
RESPETARLES: “¿En qué te ayudo ahora?”.
NO AYUDA
Decirle a la persona en duelo lo que tiene que hacer. Ej. “Sal a distraerte”, “Vete con las amigas”.
AYUDA
COMPARTIR con otras personas. Lo que sentimos, pensamos, etc.
NO AYUDA
No volver a hablar de la pérdida, evitar el tema (Tabú).
Dinámicas grupales donde se abren espacios de encuentro para poder tratar los duelos, hablar del significado de las pérdidas, con el apoyo y aceptación del grupo, y de una profesional.
Los EdD son espacios terapéuticos para ayudarnos a darnos cuenta de qué sentimos, qué vivimos y tener recursos para el autocuidado, en los duelos y pérdidas que nos afectan.
Son convocados de forma periódica, si quieres recibir información al respecto o preguntar la siguiente actividad programada, ponte en contacto conmigo.
PÉRDIDA / CRISIS / TRAUMA
¿Estás pasando por un Duelo?
A veces nos da la sensación de no poder superar ciertos procesos que nos toca vivir.
Es momento de buscar ayuda y terapia de duelo.